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martes, 2 de diciembre de 2025

S I L E N C I O

Si de la música, su centro ardiente,
una nota asciende, viva y delgada,
hasta ser otra música en la frente,
del corazón del mudo, sin mirada,
brota otro silencio, torre y tormenta.

Sube y nos quita el aire, nos detiene,
mientras crece el vacío que nos tienta.
Ahí caen, al fin, lo que el dolor sostiene:
Nuestras pequeñas mentiras de hoy.
El gran engaño de la fe perdida.
La esperanza que jamás tuvo convoy.
El recuerdo que nos ata a la vida.

Y la voz queda en prisión de la garganta;
queremos ser clamor, y se desvanece.
Desembocamos al Silencio Último,
donde el alma canta y todo grito perece:

Ese silencio mayor, donde nadie puede
ni gritar, ni mentir, ni recordar,
solo ser en el fondo del mudo abismo,
donde el silencio enmudece y se sosiega;
y solo queda la paz que el no-ser profesa.


sábado, 22 de noviembre de 2025

Grandes Compositores - II Parte

 

Saint-Saëns (1835-1921) – Saint-Saëns explora el misterio de la belleza, la elegancia y lo enigmático , su música sugiere mundos ocultos bajo la superficie, su arte es un espejo de lo que no comprendemos.

Bizet (1838-1875) – La pasión de “Carmen” arde como un sol andaluz, brillando aún en el ocaso. Su pasión es como el fuego de un atardecer: hermosa y mortal, consumiéndose en su propia intensidad.

Mussorgsky (1839-1881) – Sus obras son retratos vivos de la tierra rusa, de sus penas y grandeza. Su música capta el alma de Rusia, una tierra de verdaderos contrastes, entre la miseria y la gloria.

Tchaikovsky (1840-1893) – Su música es el dolor, la melancolía y la belleza unidos en una danza de cristales (ballets) como en un cuento de hadas que se rompen al tocar.

Dvořák (1841-1904) – Sus notas evocan praderas y ríos, llevando la nostalgia de su patria al mundo. Dvořák es la voz de la nostalgia, de una patria soñada, donde cada melodía es un viaje de retorno. 

domingo, 9 de noviembre de 2025

INTERNET - HORROR CÓSMICO



Internet es un inmenso monstruo, al mejor estilo lovecraftiano, que creemos haber inventado, pero que en realidad descubrimos. Consume nuestra indignación y nuestra energía negativa; tal vez por eso, los posts más virales son los de personas indignadas quejándose u odiando, entre otras cosas. Es como un gran océano negro en el que solo vemos una porción de la información, y la vemos de manera fragmentada.

Hay millones de cosas flotando allí, que no sabemos quién las hizo o para qué. No solo hay mentirosos y peligrosos, sino también fantasmas. ¿Qué hay de la cantidad de perfiles de personas muertas en Facebook o en Instagram?

Si lo pensamos bien, es una criatura inconmensurable que, encima, habita en otro plano, paralelo al nuestro, en una dimensión adyacente. El ciberespacio está solapado con nuestro mundo y está habitado por versiones digitales de nosotros mismos, que siguen ahí cuando nos vamos a dormir: puras sombras digitales que quedan atrapadas.

Internet nos tienta con susurros, sus engranajes invisibles están diseñados para robarnos la pureza, la inocencia y la verdad, no solo tiempo: nos roban nuestra identidad y nuestra seguridad. En sus profundidades habitan los acechadores, los que construyen sus propias identidades sintéticas (catfishing) para alimentarse de nuestra confianza, y los que tejen trampas de phishing y malware para devorar nuestros datos. El monstruo no solo nos consume con su indiferencia; activamente nos caza con la promesa de una conexión que resulta ser un anzuelo peligroso.

sábado, 4 de octubre de 2025

Los dos Reyes y los dos Laberintos


Cuentan los hombres dignos de fe (pero Alá sabe más) que en los primeros días hubo un rey de las islas de Babilonia que congregó a sus arquitectos y magos y les mandó construir un laberinto tan complejo y sutil que los varones más prudentes no se aventuraban a entrar, y los que entraban se perdían. Esa obra era un escándalo, porque la confusión y la maravilla son operaciones propias de Dios y no de los hombres. Con el andar del tiempo vino a su corte un rey de los árabes, y el rey de Babilonia (para hacer burla de la simplicidad de su huésped) lo hizo penetrar en el laberinto, donde vagó afrentado y confundido hasta la declinación de la tarde. Entonces imploró socorro divino y dio con la puerta. Sus labios no profirieron queja ninguna, pero le dijo al rey de Babilonia que él en Arabia tenía otro laberinto y que, si Dios era servido, se lo daría a conocer algún día. Luego regresó a Arabia, juntó sus capitanes y sus alcaides y estragó los reinos de Babilonia con tan venturosa fortuna que derribó sus castillos, rompió sus gentes e hizo cautivo al mismo rey. Lo amarró encima de un camello veloz y lo llevó al desierto. Cabalgaron tres días, y le dijo: ¡Oh, rey del tiempo y sustancia y cifra del siglo!, en Babilonia me quisiste perder en un laberinto de bronce con muchas escaleras, puertas y muros; ahora el Poderoso ha tenido a bien que te muestre el mío, donde no hay escaleras que subir, ni puertas que forzar, ni fatigosas galerías que recorrer, ni muros que te veden el paso."
Luego le desató las ligaduras y lo abandonó en mitad del desierto, donde murió de hambre y de sed. La gloria sea con Aquél que no muere.


(Incluido en El Aleph)

Jorge Luis Borges




domingo, 6 de julio de 2025

“La Inteligencia de las Flores" de Maurice Maeterlinck




Desde mis 12 años he tenido una gran obsesión que ha durado muchos años (diría que hasta hoy no se ha ido completamente). En ese entonces era el lenguaje de las flores; ahora, en sí, hablo de las flores y su naturaleza: la mecánica floral. No sé en qué momento de la vida dejamos de prestar atención a las cosas bellas y simples que siempre nos rodean, como las flores que nacen en cualquier parte del mundo. Recuerdo que me deleitaba verlas, descubrirlas, fotografiarlas, categorizarlas, pintarlas, y bueno, he vuelto a esa obsesión que me ha guardado por años. Pero en esta oportunidad, desde el estudio y de la mano de Maurice Maeterlinck y su maravilloso y amado libro “La Inteligencia de las Flores”. Y sí, mientras el mundo arde (sin necesidad de ignorar o evitar la cruda dosis de la realidad), qué mejor que las flores para explicar la naturaleza de las cosas; es en ellas donde se concentra el esfuerzo de la vida hacia la luz y hacia el espíritu.

“Designa la “idea fija” floral de rebelarse, ascender, quebrar el estático destino vegetal y penetrar el mundo animado. Y aborda la obligatoria premisa de todo humano que ambiciona saborear lo vivo: captarlo (entenderlo: intelligere) en su dinámica específica.".

Hay un momento, breve pero sagrado, en que una flor se abre. Nadie lo ve del todo, porque sucede en el ritmo de lo lento, en la respiración secreta de la naturaleza. Y sin embargo, en ese gesto minúsculo —la inclinación de un tallo, la apertura de un cáliz, la torsión leve de un estigma buscando el sol—, se despliega una inteligencia antigua, callada y “sin" lenguaje.

miércoles, 9 de abril de 2025

EL ECO NO VISTO

Leonora Carrington. The Giantess (The Guardian of the Egg), 1947


Hay un silencio hondo que no suena,
oculto manantial de sombra y luz
que el alma, cual estatua sin voz, conduce,
con fría hermosura que serena.

No he visto ese confín donde resuena
la noche imaginada que seduce,
con sueños vagabundos que produce
un pecho de cristal que nadie llena.

Mas siento su perfume en la memoria,
una agua oscura que por dentro fluye,
un viento sin orillas ni victoria.

Y aunque mis ojos ciegos no lo arguyen
sé que esa ausencia labra mi historia,
como un mar no mirado que influye.

domingo, 16 de marzo de 2025

LA MUJER EN LA ALQUIMIA

Sobre su pecho está el verdadero Sol, sobre su vientre, la Luna, su corazón da luz a las estrellas y planetas, cuya influencia, infundida en su pecho por el espíritu mercurial (llamado por los filósofos el espíritu de la Luna) es enviada al mismo centro de la tierra, su pie derecho se posa en la tierra y el izquierdo en el agua, mostrando así la conjunción del azufre con el mercurio, sin la que nada podría ser creado.
(Robert Fludd. Utriusqui Cosmi Historia, 1617-1619)
Sobre su pecho está el verdadero Sol, sobre su vientre, la Luna, su corazón da luz a las estrellas y planetas, cuya influencia, infundida en su pecho por el espíritu mercurial (llamado por los filósofos el espíritu de la Luna) es enviada al mismo centro de la tierra, su pie derecho se posa en la tierra y el izquierdo en el agua, mostrando así la conjunción del azufre con el mercurio, sin la que nada podría ser creado''. 

Pocos términos hay más evocadores de lo misterioso, lo secreto, lo oculto, que la palabra alquimia". Su sola mención despierta imágenes de laboratorios en penumbra, vapores opalinos que dispersan la tenue luminosidad que proviene de los hornos, matraces en los que hierven líquidos glaucos que apenas nos permite distinguir la ajada figura del alquimista inclinado sobre sus libros, el señor de un territorio de fantasía y magia la ciencia medieval por excelencia. Ciencia y arte, la alquimia se erige como el más profundo símbolo del conocimiento hermético, aquel que trasciende la mera experimentación material para devenir en una verdadera transformación del alma.

Considerada durante siglos una disciplina esotérica, vinculada a la gran tradición sapiencial de la humanidad, la alquimia ha sido malinterpretada como mera predecesora de la química, reducida a la búsqueda ingenua de la transmutación de metales. Sin embargo, en su lenguaje velado se esconde una metafísica de la materia y del espíritu, un arte que entrelaza el macrocosmos y el microcosmos en la danza eterna de la evolución y el retorno. Su influencia se extendió a lo largo de milenios, y a pesar de haber sido practicada en su mayoría por hombres, es innegable la huella de la mujer en su desarrollo, no solo como presencia simbólica sino también como artífice de sus secretos más profundos.

viernes, 24 de enero de 2025

SEDA de Alessandro Baricco


Una novela puede ser un río que fluye, un torrente de personajes, espacios y tiempos que se entrelazan, sumando en su recorrido el caudal de sus afluentes. También puede ser el reflejo de una vida que transcurre con lentitud, con la parsimonia de las estaciones, hasta convertirse en una exasperante quietud.

Algunas nacen de un suceso mínimo, de una sensación que despierta la tormenta y, al mismo tiempo, la calma. Otras se deslizan como un arroyo sereno, cuya transparencia deja ver el fondo azul de la vida, de las vidas, de cualquier vida.

Seda no es solo una historia, es un soplo, un murmullo. Un eco contado en voz baja, donde el amor no grita, sino que flota entre silencios. Hervé Joncour viaja lejos, allí donde el sol nace y las palabras se disuelven como el vuelo efímero de una mariposa. Busca seda, pero encuentra una mirada, un rostro que no se pronuncia y que, sin embargo, lo nombra. Japón es un susurro prohibido, un mapa de deseos trazado en la piel de una carta. El tiempo se pliega como los hilos más finos, y el amor, invisible como el viento, teje su destino con hilos de ausencia.

Alessandro Baricco no escribe, borda. Hilvana frases como filamentos dorados, tejiendo un relato breve, pero infinito en su belleza.