"Hemos destruido el mundo entero, somos la peste más peligrosa que haya podido existir, no hay vuelta atrás, la crisis climática ha alcanzado un punto de no retorno, nuestra codicia, nuestra ansia por crecer y crecer, nuestro consumo desmedido han saqueado el planeta, el fin es inminente inevitable y lo merecemos".
Este es el mensaje apocalíptico que nos arrojan sin descanso, una retórica cada vez más extrema y cada vez menos aferrada a los datos. ¿Es real el cambio climático? lo es, todo indica que las emisiones procedentes de la quema de combustibles fósiles tienen un impacto en el clima, pero no es el fin del mundo. En este articulo quisiera dejar un enfoque ambiental, realista y racional, que sirva de contrapeso al relato apocaliptico antihumanista que ya me tiene harta y que está lejos de resolver el problema del cambio climatico. Para todo esto me he basado en algunos documentales de youtube de divulgación que compartire en la bibliografía del blog, y en especial, en estas dos obras: "Falsa alarma" de Bjørn Lomborg y "No hay Apocalipsis" de Michael Shelenberger que animo mucho a leer y que han sido la gran fuente.
Un Falso Apocalipsis
El cambio climático lleva asociada una meta narrativa, un relato global que abarca casi todo lo que leemos y oímos relacionado con el, los famosos activistas elevados a la categoría de superestrellas, los angustiosos comentarios de dirigentes políticos, las noticias en los medios de masas, todos anuncian con un fervor religioso que a menos que hagamos cambios drásticos hoy, nos espera la sexta extinción masiva, una prueba irrefutable de su tesis es la magnitud de los desastres naturales, cada año tenemos más inundaciones e incendios, huracanes, muchas más sequías y sus efectos son cada vez más devastadores. Los medios comparten sin cesar historias sobrecogedoras de llamas envolviendo carreteras, poblaciones, bosques de koalas, vecinos remando por las calles inundadas de su barrio o tornados que arrasan con decenas de viviendas en cuestión de segundos, nuestro mundo está colapsando y es todo culpa de las temperaturas extremas que nosotros mismos hemos facilitado con nuestro monstruoso expolio, pero cuando miramos los datos recopilados por los científicos del clima de Naciones Unidas, el llamado grupo intergubernamental de expertos sobre el cambio climático (IPCC) datos que también están respaldados por la evaluación Nacional del clima de Estados Unidos y la propia NASA, vemos que tanto la cantidad como la magnitud de estos fenómenos se han mantenido constantes o incluso han disminuido a lo largo del último siglo, de hecho experimentamos menos inundaciones, también menos huracanes y ciclones tropicales, la cantidad de fallecidos por tales fenómenos se ha reducido un 96%. La superficie quemada ha experimentado una reducción mundial del 25% en los últimos 18 años como muestran los satélites, en total, la superficie mundial quemada ha disminuido alrededor de 1.4 millones de kilómetros cuadrados.
A nivel mundial durante los últimos 35 años, el crecimiento de árboles nuevos superó con creces la pérdida de árboles, el 40% del planeta ha experimentado un reverdecimiento, más plantas, más bosques más frondosidad y más biomasa. La cantidad de bosques en Suecia, la nación natal de Greta Thunberg, se ha triplicado durante el último siglo, el factor que más influye en esta recuperación de la cubierta vegetal a escala mundial es la fertilización por dióxido de carbono. Así es, el famoso CO2 causante del calentamiento global, también ayuda a las plantas a crecer. Desde 1981 hasta 2016 el reverdecimiento ha favorecido un aumento de las precipitaciones no torrenciales, y las plantas han capturado cuatro veces más carbono, y nuestros esfuerzos de conservación de estas nuevas áreas verdes han tenido resultados notables.
Si queremos implementar soluciones eficaces, debemos salir del activismo sensiblero y conocer la realidad empírica de la situación, no podemos permitirnos el lujo de empujar políticas que lejos de mejorar las cosas, hacen que todo empeore, y esto es exactamente lo que está sucediendo.
Políticas venenosas y acciones Inútiles
Los Profetas del Apocalipsis más extremistas declaran que con cuatro grados centígrados más, en el año 2100 la humanidad simplemente habrá dejado de existir, esto evidentemente es una tontería, pero incluso las predicciones de los profetas más moderados siguen siendo completamente erróneas, en primer lugar no habrá una fundición total de la cubierta de hielo de Groenlandia, los estudios indican que con el actual aumento gradual de temperaturas entre el 60% y el 70% de la capa de hielo de Groenlandia seguiría existiendo dentro de mil años; el cambio climático tampoco arrasará con el suministro mundial de alimentos, un amplio estudio realizado para la Organización de las Naciones Unidas para la agricultura y la alimentación, predice que a mediados de siglo el cambio climático reducirá la producción mundial de los cultivos en tan solo una cantidad equivalente al 1% de la actual. Y el colapso total de la economía que vaticinan tampoco es realista, el profesor William Nordhaus de la Universidad de Yale se convirtió en 2018 en el primer economista del clima galardonado con el premio Nobel de economía, para calcular los costes de la incidencia futura del cambio climático, economistas como Nordhaus usan modelos altamente fiables y muy respetados por la comunidad científica internacional en los que introducen todos los datos científicos de ámbitos muy diversos, agricultura, energía, ascenso del nivel del mar, recursos hídricos, biodiversidad, enfermedades, migración y calculan el coste económico del cambio climático con diferentes niveles de emisiones de dióxido de carbono, temperaturas, crecimientos económicos y medidas de adaptación. Ahora ¿qué muestran los datos? que un aumento de 4 grados en la temperatura media tendría una incidencia negativa equivalente a una caída del 2,9% del PIB mundial, los efectos perjudiciales del cambio climático resultan ser bastante reducidos.
A nivel individual los cambios en el estilo de vida para reducir las emisiones tienen intenciones muy nobles, pero los datos muestran que los efectos son minúsculos, al intentar reducir las emisiones individuales nos topamos con tres desafíos fundamentales: el primero es que por muy radicales que sean nuestros cambios, la reducción que conseguimos suele ser tan pequeña que en muchos casos tiene un efecto residual y ni siquiera puede ser medida. El segundo es que casi siempre ahorramos dinero y esto supone un problema debido al famoso efecto rebote, lo gastamos en otras cosas que generan nuevas emisiones, en ocasiones incluso mayores de lo que habíamos reducido inicialmente con nuestros cambios. Y el tercero, es que muchas de nuestras acciones individuales acaban teniendo un efecto adverso en los ecosistemas, por culpa de una mala gestión de esos que nos exigen que hagamos cambios, un claro ejemplo: es el reciclaje, la imagen de la tortuga envuelta en plástico o de los grandes cetáceos con sus estómagos llenos de desechos movilizó a occidente, pero incluso algo tan básico como el reciclaje puede tener consecuencias nefastas si la gestión es corrupta, en muchas ocasiones lo que pones en el contenedor de reciclaje se envía a países como Indonesia y Malasia, por el camino muchos de estos desechos que cuidadosamente habías reciclado acaban en el océano, una vez que llegan a su destino esos países no tienen la infraestructura para lidiar con ellos, así que se crean vertederos ilegales.
Entre el 60% y el 90% de los desechos electrónicos de los países ricos acaban en esos basureros ilegales de los países pobres, en California, la prohibición de las bolsas de plástico resultó en un aumento drástico en el uso de bolsas de papel, lo que incrementó las emisiones de carbono debido a la mayor cantidad de energía necesaria para producirlas, para que una bolsa de papel tenga un impacto menor en el medio ambiente, debe utilizarse 43 veces antes de desecharse, esta dosis de realidad hizo que los ambientalistas tuvieran que dar un completo giro en sus protestas y comenzaran a exigir la alternativa de los bioplásticos. El problema es que algunos bioplásticos son tan duraderos como los plásticos hechos de productos derivados del petróleo, además, todos provienen de cultivos, cambiar de plásticos fósiles a bioplásticos requeriría expandir las tierras agrícolas en los Estados Unidos entre un 5 y un 15% y destruir el ecosistema natural de estas tierras para convertirlas en monocultivos; dejar de consumir carne roja es otra de esas medidas individuales que no tienen ningún sentido. El IPCC declaró recientemente que si todos siguiéramos una dieta vegana que excluye no solo la carne, sino también los huevos y los productos lácteos, las emisiones terrestres podrían reducirse en un 70% para 2050, 70% es un número muy prometedor, además nuestros amados líderes que son muy comprensivos permiten que la dieta vegana también incluya insectos, ya no hay que lavar la lechuga, puedes comerla con gusanos, son todo ventajas. El problema es que esta cifra es falsa, un análisis completo y sistemático revela que eliminar la carne de la dieta y ponernos todos a comer grillos reduce las emisiones personales en un equivalente a 540 kilos de dióxido de carbono al año, ¿qué supone esto para un ciudadano medio del mundo industrializado? una reducción de las emisiones de tan solo el 4,3%, según varios estudios, las soluciones realmente significativas no llegarán de cambios individuales en el estilo de vida cuyo impacto es mínimo, en el mejor de los casos, o perjudicial en el peor, sino de políticas colectivas bien gestionadas.
En diciembre de 2015 líderes de casi todos los países del mundo aprobaron el acuerdo de París sobre el cambio climático, fue aclamado como un logro histórico, por desgracia cumplir con el acuerdo, costará billones de dólares al año, pero su repercusión en el clima será casi nula. Si todos los compromisos se cumplen a raja tabla, a finales de siglo solo habremos logrado reducir la subida de la temperatura en unos casi imperceptibles 0,03 grados centígrados, pero no hace falta que nos vayamos al año 2100 para deducir que es todo una farsa, veamos lo que está sucediendo hoy; actualmente las energías solar y eólica cubren alrededor del 1% de las necesidades energéticas mundiales, para impulsar esas ineficientes energías, los gobiernos gastan más de 140.000 millones de dólares al año que se emplean en la construcción de más granjas solares, más turbinas eólicas, y más baterías. Las granjas solares ocupan grandes cantidades de tierra en la que toda vida silvestre debe erradicarse, el impacto ambiental es desastroso, además requieren 16 veces más materiales en forma de cemento, vidrio, concreto y acero que las plantas nucleares, y generan 300 veces más desechos, sí, 300. Las turbinas eólicas además de contar con el mismo problema de materiales y desechos se han convertido en una de las mayores amenazas para especies de aves protegidas, al ocupar grandes áreas de hábitat migratorio, están aniquilando a águilas reales y calvas, búhos llaneros, halcones de cola roja, gavilanes de swainson, cernícalos americanos, milanos de cola blanca, halcones peregrinos y halcones de las praderas, entre muchos otros, a un ritmo sin precedentes, destruir la biodiversidad para salvar al planeta; el asunto de las baterías tampoco es demasiado alentador, uno de los centros de almacenamiento de baterías de litio más grandes del mundo se encuentra en Escondido - California, pero solo puede almacenar suficiente energía para unos 24.000 hogares estadounidenses durante cuatro horas, recordemos que en los Estados Unidos hay alrededor de 134 millones de hogares, sin contar negocios y fábricas, para respaldar a toda la red eléctrica de los Estados Unidos durante sólo 4 horas, necesitaríamos 15.900 centros de almacenamiento del tamaño del de Escondido a un costo de 894 mil millones de dólares y para que los Estados Unidos funcionen exclusivamente con energía solar y eólica, el almacenamiento requerido elevaría el costo a más de 23 billones con b, todo ese dinero no sale de los bolsillos, de DiCaprio o de Bill Gates, lo paga el ciudadano medio con sus impuestos directos e indirectos sin que pueda hacer nada para evitar el robo. ¿A dónde va ese dinero? a un circuito cerrado de políticos y líderes globales no electos medios, que se enriquecen mientras siguen implementando políticas diseñadas para agravar intencionalmente el problema del clima, con lo que tiene legitimidad para exigir un esfuerzo aún mayor al ciudadano medio, una estafa en bucle que a ellos les proporciona más poder y control mientras que a nosotros nos resta derechos y libertades, nos empobrece y nos desmoraliza, un claro ejemplo: si la Unión Europea mantiene sus promesas climáticas para 2050 y parecen decididos a hacerlo, tendría que acabar pagando más de 2,5 billones de dólares al año, el 10% de todo su PIB, esto supera todo el gasto conjunto actual de la Unión Europea en educación, sanidad, vivienda, defensa, cuerpos policiales y tribunales, todas esas áreas se verán afectadas negativamente, de hecho ya lo estamos viendo, poblaciones menos sanas, peor educadas, acceso precario a la vivienda, mayor inseguridad, un sistema de justicia cada vez más totalitario.
Estamos condenando a nuestros hijos, a nuestros nietos a un futuro menos próspero y con menos oportunidades, estamos condenando también a los más pobres, para ellos las políticas climáticas que encarecen la energía tienen consecuencias devastadoras, en primer lugar, los inviernos serán mortales, el frío mata a muchas más personas que las olas de calor, por cada vida que se pierde por culpa del calor hay 17 personas que mueren de frío, en segundo lugar, con una energía más cara, la producción agrícola el procesado de alimentos y el transporte incrementarán en un 110% el precio de los alimentos de aquí a 2050, esto tendría el resultado neto de sentenciar a 78 millones de personas a morir de hambre, el planteamiento actual para solucionar el cambio climático no funciona, después de 30 años de fracasos debemos decir: basta.
Solución
¿Qué debemos hacer para construir un futuro más sostenible y más próspero? la respuesta es más innovación y más consumo. La primera parece obvia, ¿quién no está de acuerdo con desarrollar mejores tecnologías que reduzcan nuestras emisiones de forma eficaz? pero y la segunda: ¿más consumo?: "Dejar de consumir es realmente la única forma de tener algún impacto en este momento, lo cual es un mensaje difícil de aceptar para muchas personas" dicen los activistas de Extinction Revellion, una opinión a la que se suman nuestros dirigentes y sus lacayos. Pues, se equivocan, la solución no es dejar de consumir, sino consumir más.
Innovación: En este momento las energías solar y eólica son soluciones caras e ineficientes comparadas con los combustibles fósiles, necesitamos fuentes de energía verde más baratas que los combustibles fósiles, y la única forma de lograr algo así es innovar, en lugar de convencer a la gente para que no viaje en avión, deberíamos centrarnos en mejorar la eficiencia energética de este transporte. ¿de dónde sale ese dinero? de retirar la subvenciones a las ineficientes políticas climáticas actuales y emplearlo en innovación y desarrollo tecnológico, que además tiene un coste bastante bajo, con 100 mil millones de dólares se podría financiar la innovación en una gran variedad de tecnologías verdes.
Según el Consorcio de Copenhague fundado por Bjørn Lomborg que reúne a expertos, premios Nobel en multitud de áreas, nuestro foco inicial debería estar en el almacenamiento de energía, la energía nuclear y la captura de carbono del aire: si lográramos almacenar cantidades casi ilimitadas de energía solar y eólica, entonces la energía almacenada podría usarse cuando se necesitara y no solo cuando la naturaleza se digne a proporcionarla, cuando oímos hablar de almacenamiento de energía pensamos de inmediato en las baterías recargables, como las de los coches eléctricos, pero estas representan menos del 1% de la energía almacenada en todo el mundo, el 96% del almacenamiento energético actual se basa en la vieja y conocida tecnología para embalsar agua. La agencia Internacional de la energía calcula que en las próximas dos décadas se destinarán 300.000 millones de dólares a multiplicar por 40 la capacidad de almacenamiento, sin embargo, eso solo servirá para incrementar la energía almacenada hasta cubrir tan solo 11 minutos del consumo eléctrico mundial. Necesitamos desarrollar nuevas formas de almacenamiento y dejar de tirar el dinero en las que no funcionan. El otro sector obvio para invertir en i+d es la energía nuclear, la energía nuclear no emite dióxido de carbono y es muy segura lo cual a muchos le sorprende, después de las viciosas campañas contra la energía nuclear a las que nos han sometido desde hace 30 años, y las terribles catástrofes de Fukushima y Chernobyl, proponer más energía nuclear en estos tiempos parece propio de desalmados veamos algunos datos.
En condiciones normales de funcionamiento la energía nuclear emite menos radiactividad que el carbón, es decir es mucho menos contaminante, también provocan menos muertes, y aquí viene el dato que más suele sorprender, los desechos nucleares son muy escasos y poco contaminantes, todo el combustible nuclear generado en la historia de los Estados Unidos cabe en un solo campo de fútbol, además la contaminación mediante las barras de combustible nuclear es muy poco probable, son monitoreadas de cerca y protegidas en tierra dentro de plantas nucleares fuertemente custodiadas, incluso si de alguna manera terminaran en un río, estos desechos están fuertemente aislados y difícilmente entrarían en contacto con el agua, la energía nuclear proporciona calor abundante, fiable y económico sin embargo muchas personas le tienen pánico. Hollywood hizo bien su trabajo, y qué decir de Los Simpson, esos contenedores de los que se escapaba un lodo verde incandescente, esas tuberías que vertían radioactividad en el río y los peces de tres ojos que por allí pululaban, décadas de desinformación generalizada lograron que hoy tantas personas sigan creyendo que las plantas nucleares en general y los desechos nucleares en particular constituyen una amenaza importante para la seguridad pública.
Consumo: Si queremos medir el cambio climático de forma clara y comprensible, las dos variables claves son la temperatura y la prosperidad que se mide a través del producto interior bruto (PIB), ¿qué tiene que ver el PIB con la salud del planeta? todo, cuanto más rico es un país, y más aumenta su PIB per cápita, más consume y cuanto más consumo, mejores condiciones medioambientales. Los Profetas del apocalipsis insisten en que a medida que los países pobres enriquecen, usan más energía procedente de combustibles fósiles y emiten más dióxido de carbono, un claro ejemplo es china, en pocas décadas la población tiene mejores viviendas con mejor calefacción, refrigeración, una gran alimentación voluminosa, variada y suficientes desplazamientos en medios de transporte. Cuantos más ingresos, más consumo, lo que se traduce en un aumento de las emisiones de CO2, pero, esto solamente sucede en la fase inicial, una vez que el país ha salido del subdesarrollo y su PIB sigue aumentando, la contaminación comienza a disminuir drásticamente ¿Por qué? Porque el acceso a energía barata detiene la minería del Carbón que destruye la geografía, contamina el aire, envenena los ecosistemas fluviales, la deforestación disminuye y los humedales crecen.
¿Por qué crees que en Países Bajos se están plantando bosques, mientras que en Bangladesh se siguen talando? los hábitats naturales comienzan a restablecerse, la verdadera amenaza para los gorilas y otros animales salvaje,s no es el crecimiento económico y los combustibles fósiles, si no la pobreza y la quema de madera que destruyen sus hábitats; con tecnologías más avanzadas los rendimientos de los cultivos aumentan, el uso de agua por unidad de producción agrícola disminuye y producimos más alimentos en menos tierra, cuando se han cubierto las necesidades más inmediatas, la población empieza a reclamar más regulaciones medioambientales, a medida que crecen los ingresos y mejoran las condiciones de vida los ciudadanos presionan a sus dirigentes para tener menos contaminación atmosférica, más bosques protegidos, y ríos más limpios. Un PIB más elevado no solo implica mejores resultados sociales y económicos, sino también mejores resultados ambientales, todo esto no es especulación, es lo que hemos visto de 1981 a 2015, periodo en el que la población humana que vive en la pobreza extrema se desplomó del 44% al 10%.
Se trata de que los países se enriquezcan ¿Por qué los países pobres talan sus bosques y los queman? porque es la forma más barata de sobrevivir, queremos mitigar los daños del cambio climático, hay que enriquecer a los pobres. No, no hay que reducir la población. Libre comercio que propicie grandes inversiones en educación, salud y tecnología, nuestros gobernantes pretenden lo contrario, más regulaciones, más impedimentos al libre comercio, que los pobres paguen más por la energía.
La construcción de la presa Grand Inga en el río Congo planificada desde hace mucho tiempo generaría 100.000 megavatios, toda África tendría acceso a abundantes suministros de electricidad barata: Ay no, lo sentimos mucho hermanos africanos pero contamina, no podéis tener acceso a energía barata; es hipócrita y poco ético exigir que las naciones más pobres sigan un camino hacia la prosperidad más costoso, por lo tanto más lento que el que siguió occidente.
El ecologismo de hoy es la religión secular dominante de la clase media occidental, como nuestros hijos ya no se mueren de hambre o de malaria antes de cumplir los siete años y hemos resuelto todas nuestras necesidades gracias a los combustibles fósiles, necesitamos una nueva historia que llene ese vacío de sentido y esa crisis de fe en la que nos encontramos, una historia a la que resulta fácil adherirse porque designa con claridad a los buenos, a los malos, héroes, villanos, y lo hace en el lenguaje de la ciencia que le da legitimidad.
Ya no tienes que hacer nada único e inigualable, no tienes que lograr ninguna proeza que aporta un valor masivo al mundo, no tienes que realizar ninguna gesta extraordinaria y memorable, solo tienes que preocuparte mucho por el planeta y proclamar lo preocupado que estás en tus redes sociales, a no ser que seas de los más audaces, en cuyo caso puede que logres la extraordinaria hazaña de tirarle botes de tomate a obras de arte, hasta puede que seas tan intrépido que te atreverás a cortar el tráfico matutino pegándote al asfalto con adhesivos altamente contaminantes.
El cambio climático no es el resultado de la codicia, el aumento de las emisiones es un subproducto del consumo de energía que ha sido necesario para que las personas, sus familias, y sus sociedades salgan de la pobreza y alcancen la dignidad humana. Este antihumanismo es absolutamente lunático, es una tergiversación ideológica de la evidencia que solo sirve a los intereses maltusianos de un grupo de psicópatas genocidas bien vestidos, estamos a tiempo de deshacer el hechizo, recuperar la cordura y cambiar la historia.