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lunes, 11 de noviembre de 2019

Pequeña teología de la lentitud de José Tolentino




Hace mucho tiempo que no me devoraba un libro con tanta ansia en una librería y lamentablemente me fuera sin poderlo comprar, sin embargo los torrentes místicos llenos de sabiduría no tienen precio.

Esta preciosa obra deja en manifiesto que la lentitud intenta huir de lo cuadriculado; que se arriesga a trascender lo meramente funcional y utilitario; que elige en más ocasiones convivir con la vida silenciosa; que registra los pequeños tránsitos de sentido, las variaciones de sabor y sus minucias fascinantes, el palpar tan íntimo y diverso que puede tener luz.

No se rata solo de vivir el instante, tarea inútil, porque la vida es duración. Lo que nos ha sido dado dura, y nosotros dentro, con y por ello. No nos perfuma la flor del instante, sino el presente eterno de lo que dura y pasa, de lo que dura y no pasa. Como enseña el magnifico aforismo de Angelus Silesius, el místico alemán del siglo XVII: 

-“La rosa es sin porqué, florece porque florece.
No se preocupa por sí misma, no pretende ser vista.”
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