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jueves, 30 de julio de 2020

Lo correcto es lo que sigue vivo


Retomando mis estudios de filosofía, siguiendo la linea histórica, terminando el romanticismo (el camino secreto que todo va hacia adentro), hoy, el señor Hegel me llevo todo el día y me encontré con una premisa que retumbó esta cabeza.

"...Lo qué es "sensato" es lo que tiene posibilidad de sobrevivir".

En palabras sinceras y sencillas concuerdo en muchas cosas de su método de entender el curso de la historia.

Sin duda alguna la razón es progresiva, la razón es algo dinámico, por no decir un proceso.

lunes, 20 de julio de 2020

Bites - "La Ilusión de la Información"






Si preguntamos a un moderno: “¿Estás bien informado?”. Él –después de decir sí o no– argumentará su respuesta con una serie de datos: unidades cuantitativas de información con los que trafica el massmedia.

Cuando el hombre moderno enciende la televisión, o abre sus redes sociales, lo que está haciendo es abrir el canal de transmisión de datos del Establishment directo hacia su cerebro, que será el responsable de tratar (o en un lenguaje informático, “procesar”) esos datos. La pregunta más natural y espontánea que se hará el ser humano al identificar esa unidad de información, será: ¿Esos datos son ciertos o son falsos? Sin embargo, resulta curioso comprobar que incluso esta cuestión resultaría irrelevante para la exitosa maquinaria informativa global.

viernes, 10 de julio de 2020

¿Sabías Que...?




Como piezas del engranaje de esta maquinaria, se encuentran los periodistas: profesión verdaderamente moderna por excelencia, actividad cuyo único requisito fundamental para ser ejercida, es la ausencia absoluta de capacidad crítica sobre la estructura que da sentido a dicho trabajo.

Un moderno periodista será un tipo con alguna que otra habilidad como escritor, más o menos locuaz, más o menos cretino, más o menos inconsciente de su papel de condicionado observador a sueldo, pero siempre será alguien con la certeza arrogante en que está "reportando" lo cierto: "Yo lo ví", "yo fuí testigo", "yo tengo fuentes de confianza", "yo lo grabé"... Siempre inconscientes que su misma actividad da “existencia” a los hechos. Los periodistas van contando al hombrecito común la historia pseudomitológica que explica -con la mayor torpeza posible- lo que “sucede” en el mundo.