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jueves, 3 de noviembre de 2022

La La Land una Oda al Amor Millenial


Hacia mucho quería escribir sobre está película, pero no me atrevía a herir susceptibilidades de las personas que siempre me la recomendaban, ahora estoy lejos de ellas, así que no me importa si lo llegasen a leer y sinceramente, no creo que lo lean nunca, así que empecemos.

No sé si odio la película o en realidad odio ese fenómeno de enaltecer estas relaciones contemporáneas que en realidad me parece la gran infamia de Hollywood del siglo XXI. 

La La Land es el musical crepuscular de los millennials, un musical triste, y creo que eso sí tiene mucho sentido. Es como un tributo a una ciudad en decadencia (no lo digo yo, parece que lo dice Chazelle), la Meca del Cine y de los sueños que están por cumplir. Porque nunca se cumplirán.

El sindrome La La Land empieza con su pareja protagonista. Mia y Sebastian son las dos personas con menos química de Los Ángeles, y no hablemos de la historia del cine. Puede que esto fuera un augurio de la película, una trampa de Chazelle o, simplemente que sus actores no estaban en su mejor momento, por mucho que los lalalanders se empeñen. Sebastian es tan inexpresivo como suele serlo Ryan Gosling,  Lo de Mia es diferente; ella es más carismática, pero lo que más odio de Mia y Sebastian es lo pusilánimes e interesados que son. No se aman sino en proporción a lo que pueden darse.