/

lunes, 12 de septiembre de 2022

La Princesa Ateh


Los Jázaros es un pueblo turco que entre los siglos VII y X se establecen en la ribera del mar Caspio, y del cual apenas nos han llegado sus misterios e historias. Cuentan que se convirtieron a una de las tres grandes religiones monoteístas: Según los cristianos, al Cristianismo; según los musulmanes, al islam: según los hebreos, la judaísmos. Los Jázaros se dieron a conocer en la historia al entrar en guerra con los árabes, y al establecer alianza con el emperador bizantino Heraclito en el 627, pero su origen permanece desconocido, al igual que han desaparecido también todas las huellas que indicarían bajo que nombre y en que nación habría que buscar hoy en día a lo Jázaros.

Ateh era la princesa Jázara cuya participación en la polémica en torno a la conversación de los jázaros fue decisiva. Su nombre indica los cuatro estados de conciencia entre los Jázaros. De noche Ateh se hacía pintar en cada párpado una letra del alfabeto, como las que se dibujan en los parpados de los caballos antes de la carrera. las letras eran del prohibido alfabeto jázaro, en el que cada carácter mata en el preciso momento en que se lee. Eran escritas por ciegos, y por la mañana, antes de que la princesa se lavara, las sirvientas la servían con los ojos cerrados. Así ella estaba protegida de los enemigos mientras dormía. Y eso para los Jázaros significaba el momento en que el organismo humano está mas indefenso. Ateh era muy bella y devota, las letras le iban perfectamente, y sobre su mesa había siempre siete tipos de Sal, y antes de tomar un trozo de pescado sumergía los dedos siempre en una sal diferente. Así rezaba. Se dice de ella que, así como tenia 7 tipos de sal, tenia también 7 caras distintas. Según una leyenda, todas las mañanas tomaba el espejo y se sentaba a pintarse: un esclavo o esclava, siempre alguien diferente, acudía a hacer de modelo. Y ella creaba cada mañana de su cara una cara nueva, jamás vista antes. Según otras leyendas, la princesa Ateh no era bella, pero había ejercitado encantadora y una bonita forma. Esa belleza adquirida le exigía un enorme esfuerzo físico y en cuanto la princesa se quedaba a solas y descansaba, su belleza se disipaba como su sal. En todo caso, un emperador bizantino llamó en el siglo IX al filósofo y patriarca Focio "Cara de Jázaro", lo que podía aludir o bien a relaciones de parentesco de patriarca con los jázaros o bien a su hipocresía.

Ambas hipótesis son falsas. La expresión "cara de jázaro" indicaba la característica propia de todos los jázaros, y por consiguiente también de la princesa Ateh, de despertar cada día como otra persona, con una cara totalmente nueva y desconocida, de modo que incluso los familiares más próximos tenían problemas para reconocerse. Los viajeros, por otra parte, anotan que todas las caras de los jázaros son idénticas y nunca cambian: de aquí todas las dificultades para reconocerse y todos los equívocos. Sea de esta u otra manera, la sustancia no cambia: la cara de jázaro es el símbolo de un rostro que se recuerda difícilmente. Así puede explicarse la leyenda según la cual la princesa Ateh tenía una cara diferente para cada participante en la polémica jázara, o incluso que existían 3 princesas Ateh: una para el musulmán, otra para el cristiano y la tercera para el misionero e interprete de sueños judío. Sin embargo la presencia de Ateh en la corte jázara no ha sido registrada por la fuente cristiana de aquella epoca, pero según el Diccionario jazaro durante un tiempo existió en los monasterios griegos y eslavos una especie de culto a la princesa Ateh. Ese culto surgió a raíz de la creencia de que Ateh había derrotado a un teólogo judío y se había convertido al cristianismo junto con el Khagán, del que no se sabe si era su padre, marido o hermano. Se conserva una traducción griega de una da la oración de la princesa Ateh que parece explicar la historia de su cara Jázara:

Me he aprendido de memoria la vida de mi madre, y como si fuera un papel teatral, cada mañana, durante una hora, represento la vida de mi madre delante de los espejos. Eso sucede cada día desde hace años. Lo hago vestida de trajes de mi madre. con su abanico y peinada como ella, por que he trenzado los cabellos en forma de un gorro de lana, Actuó también delante de los demás, hasta en la cama de mi amante. En los momentos de pasión no existo, no soy yo sino ella. Porque entonces actuó tan bien que mi pasión desaparece, y queda solo la suya. En otras palabras, me ha robado de antemano todos los contactos amorosos. Pero no se lo reprocho, porque sé que ella también había sido despojada de la misma manera por su madre. Si alguien me pregunta ahora a qué se debe tanto actuar, responderé: trato de darme a luz una vez más, pero de una manera mejor...

De la princesa Ateh se sabe que nunca logró morir. De todos modos hay una inscripción en un cuchillo adornado con minúsculos agujeritos que habla de su muerte. Esa única y poco veraz leyenda no cuenta la historia sobre la muerte real, sino sobre como pudo suceder que ella muriese:

Una primavera la princesa Ateh dijo: "Me he acostumbrado a mis pensamientos como a mis vestidos. Siempre tienen la misma talla y los veo por todas partes, hasta en los cruces de caminos. Y lo peor es que por su causa ya no se ven los cruces de caminos."
Para divertirle, los sirvientes le llevaron a la princesa dos espejos. No se diferenciaban mucho de los demás espejos jázaros. Ambos habían sido hechos de sal pulida, pero uno era rápido y el otro lento. Todo lo que el primero, reflejando el mundo, tomaba como adelanto del futuro, el segundo, el lento, lo restituía, reequilibrando así las cuentas del primero, porque en relación con el presente estaba atrasado exactamente en la misma medida en que el primero estaba adelantado. Cuando llevaron los espejos a la princesa Ateh, ella estaba todavía en al cama y no se habían lavado aun las letras de sus párpados. En el espejo vio los propios párpados cerrados y murió en el acto. Desapareció entre dos parpadeos o, para ser mas exactos, leyó por vez primera las fatales letras escritas en sus parpados, puesto que había parpadeado en el instante previo y en le instante posterior y los espejos le trasmitieron el reflejo. Murió, asesinada simultáneamente por las letras del pasado y del futuro.






bloquear clic derecho

No hay comentarios.:

Publicar un comentario