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viernes, 6 de noviembre de 2020

El Despertar - Luna Roja

Nazari. El Despertar, 2013


Esta obra que compuse ya hace unos años atrás está inspirada en el cuento “El Despertar” que aparece en el libro “Luna Roja” un precioso libro de Miranda Gray, que leí cuando estaba más pequeña.

Trata sobre la iniciación del principio femenino, expresada en el evento de su primera menstruación. 

Este concepto me atrajo por el hecho de manifestarse como una “iniciación natural”, inevitable, necesaria, tanto que antropólogos como Devereux o Bettelheim, creen que la circuncisión en los hombres pretendería crear una situación parecida a la menstruación, que en la mujer eleva su prestigio de manera natural al ser signo del poder de la maternidad. 

¿Por qué es necesaria la expresión física de esta transformación? ¿Por qué aun en los hombres es importante este derramamiento de sangre? ¿Y por qué se le considera un rito de paso o de iniciación? 

Es porque el principio femenino es el arquetipo de la receptividad, de la materia prima que recibe al espíritu para hacerlo efectivo, manifiesto. 

De esta manera mi obra se titula igual que el cuento “El Despertar”, enseguida citaré el fragmento del cuento que describe en mayor parte este dibujo, que además inspiro una composición musical. 

La partitura de esa composición aparece en mi dibujo. 








*** 

«FRAGMENTO DEL CUENTO EL DESPERTAR» 

-Este es tu Árbol del Útero -dijo la Reina Luna mientras tocaba el vientre de Eva, justo debajo del ombligo. En respuesta a esa caricia, la niña sintió que su útero irradiaba calidez y vio que el Árbol también respondía, brillando de energía. -El estanque es tu subconsciente, y las raíces de tu Árbol llegan hasta su parte más profunda; esto quiere decir que la mente y el útero están íntimamente ligados: lo que pasa en uno de ellos se refleja en el otro y viceversa. 

Eva, que se sentía en paz y armonía con el árbol, no pudo resistir la tentación de acercarse a él: caminó hasta la orilla y se detuvo a admirar las ramas con el deseo de tocarlas, mientras que las hojas, que cruzaban todo el estanque, crujían y susurraban su nombre. 

-¡Eva, Eva! -parecían cantar-. Coge un fruto de tu árbol. Entonces la niña extendió el brazo para llegar hasta una rama que casi tocaba el agua, pero de inmediato retiró la mano: había visto una pequeña serpiente verde entre las hojas y los frutos, que silbaba mientras levantaba su cabeza triangular. 

-Soy la guardiana del árbol- dijo, y sus diminutos ojos destellaron en la oscuridad-. Si coges este fruto te convertirás en mujer y heredarás todos los poderes propios de la condición femenina. Menstruarás con la luna y te volverás cíclica, nunca constante: continuamente cambiarás junto con sus fases. Los poderes de la creación y la destrucción despertarán en tu cuerpo, y mediante tu intuición conocerás los misterios más profundos. Tu vida se transformará en un sendero entre dos mundos, el interior y el exterior, y sentirás que cada uno de ellos te exige algo. Debes aceptar y apreciar todos los poderes que conlleva el hecho de ser mujer porque, si no lo haces, ellos mismos pueden destruirte. -La serpiente desenrolló su cuerpo-. No es fácil aceptar esta responsabilidad; sería mucho más sencillo seguir siendo niña. 

Eva permaneció inmóvil durante unos instantes y luego, dejándose llevar por un impulso, estiró el brazo y arrancó un fruto de la rama. En ese momento la serpiente la mordió y, antes de que Eva pudiera reaccionar, se metió en su interior y llegó a su vientre: entonces la niña sintió un suave calor entre las piernas y de pronto, como si de agua se tratase, un arco iris de vibrantes energías fluyó de su vagina. Surgían desde su interior y le acariciaban la cabeza, la garganta, las manos y los pies. Mientras que en su mente resonaba una única nota que le recorría todo el cuerpo y lo colmaba de sonido. Las energías se expandieron hasta abarcarlo todo y unieron a Eva con la creación, convertida así en el eje entre la energía y el mundo a su alrededor. Finalmente la niña levantó los brazos por encima de su cabeza y gritó de puro placer, derramando toda aquella energía sobre el mundo como una espiral de sonido que se elevaba incesantemente. Con gran calma percibió ese poder que había estado latente en su interior y tomó conciencia de su propia capacidad de hacerlo surgir a voluntad. Cuando miró hacia abajo, vio que la serpiente aún estaba en su interior, bajo su vientre. A continuación giró para alejarse del árbol, y entonces descubrió que la Reina Luna estaba de pie a su lado. 

-Ahora ya has asumido los poderes de la mujer. A medida que adquieras más experiencia con respecto a tu ciclo, necesitarás encontrar el mejor modo de utilizar esas energías durante tu vida. Pero no estás sola: desde tu interior recibirás la guía y el apoyo que te harán falta durante tu vida menstrual. Esta noche mis hermanas y yo te mostraremos muchas más cosas que te ayudarán a emplear el don que has recibido. Toca tu árbol una vez más. 

Así lo hizo Eva y, como si se hubiese abierto una puerta, el tronco del árbol se partió en dos y dejó al descubierto el intenso color carmesí de su interior; allí había una mujer desnuda que tenía los ojos cerrados, y cuyo cabello rojizo se mezclaba con los vasos capilares del tronco. La niña sintió que el árbol de su interior se movía para fundirse con su útero, y mentalmente pudo ver cómo sus raíces se unían a él. Y la luna, mientras tanto, brillaba tanto en su mente como en las ramas del árbol. Eva descubrió que había muchos animales a su alrededor. 

-Estos son los Animales de la Luna. Son quienes custodian los misterios y traen mensajes de tu mundo interior, y viven tanto en tus sueños como en el reino de las hadas, donde las bestias hablan y te hacen conocer no sólo mágicas maravillas, sino también las fuentes de la antigua sabiduría. Ellos te servirán de guía y te aconsejarán, pues conocen tu ciclo de forma instintiva y representan la gracia y la armonía del que vive en armonía con su propia naturaleza.







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