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miércoles, 8 de mayo de 2024

El Perfume de la Existencia, Sufismo y no dualidad - Ibn ‘Arabī

               
 ¿Como se escribe una reseña de un libro sin fondo? para empezar, me ha maravillado mucho está narración por Fernando mora acerca del pensamiento profundo de Ibn al-ʿArabī (el místico más importante islámico de todos los tiempos) y todo desde una perspectiva profunda y de corazón, que logra eternizarse en el alma de los que buscamos con ansias este camino místico que cada vez es más dificil ahondar a sus fuentes en estas épocas de crisis de fe y de sentido.

El sufismo (la rama mística del Islam) ha transcendido en occidente de las esferas de la religiosidad a la cultura popular a través de la poesía de Rumi, la danza de los derviches y las exquisitas manifestaciones artísticas que suelen acompañarle, evocando la magnificencia y el exotismo del Oriente persa en su discurso de religiosidad inclusiva e íntima. Así, el sufismo, a la vez que para algunos deleita con un orientalismo inofensivo y preciosista para otros cubre el vacío de trascendencia que han dejado las religiones oficiales. Paradójicamente el interés hacia el sufismo ha crecido a la vez que la islamofobia desde los últimos años; el Islam aparece como ese eterno otro irreconciliable, enemigo de la democracia y el progreso occidental. Ambas percepciones del hecho islámico no sólo responden a un eurocentrismo exacerbado, sino a una situación de profunda rigidez (y por tanto fragilidad) en la construcción de las identidades nacionales occidentales.

Ibn ‘Arabī nace en 1165, en Murcia, al-Andalus (la parte islámica de la Península Ibérica hasta 1492) y es una de las figuras nodulares del sufismo. Es un viajero por todas las tierras mediterráneas y un creador incansable al que se le atribuyen más de un centenar de obras. Al mismo tiempo que visionario, místico, poeta o filósofo, ningún otro autor que haya escrito después de él le ha igualado en la profundidad, frescura y detalle de su interpretación de las fuentes de la tradición islámica.  El mismo Ibn ‘Arabī se califica a sí mismo como un trujamán (intérprete o traductor en árabe) del amor divino. Y es así como se  aborda la obra del místico, como la de “interpretador” de las fuentes islámicas en su profunda y compleja esencialidad y en diálogo con otras tradiciones espirituales.

Mora aborda la obra de Ibn ‘Arabī en su encuentro y desencuentro con el proceso de construcción de la identidad española, para entrar después en asuntos estrictamente relacionados con el discurso místico y ontológico, como la no dualidad, las tipologías espirituales, los diferentes grados de realización espiritual, o la esencialidad sagrada del Corán como palabra viva. Estos temas son los que constituyen el corpus principal del libro.

Vivimos tiempos de construcción y deconstrucción de identidades nacionales, donde la ideología, la lengua o el territorio desarrollan discursos de singularidades punzantes y exacerbadas que buscan la exclusión más que el encuentro de un territorio común. Hace falta que forcemos (a veces en contra de nuestras propias preferencias) un compromiso con la unidad y el encuentro entre culturas. Es por eso que más allá de la afinidad que tengamos hacia el estudio de los estudios espirituales o el Islam, hay que recuperar para el público general figuras como la de Ibn ‘Arabī que muestran la porosidad y las fronteras líquidas del rico acerbo cultural peninsular.

El libro de Fernando Mora, siendo exquisitamente riguroso entorno a la obra del místico andalusí, y sin hacer concesiones a la simplificación, inicia al lector neófito en la complejidad del misticismo sin por ello hallar falsas analogías, exponiendo con honestidad los encuentros y desencuentros de lo islámico con la identidad española.

En esta contextualización de la obra del místico murciano radica uno de sus mayores aciertos. Tal como señala Mora en la introducción “varias son las razones que justifican la insistencia en el estudio de
una obra que se nos antoja un mar sin fondo ni orilla. Aparte de su patente lección de ecumenismo y apertura intelectual y religiosa, muy adecuada para los convulsos tiempos actuales.”

Terminemos con estos bellos versos del propio Ibn ‘Arabī profusamente citados:

¡Oh maravilla! Un jardín entre las llamas,
mi corazón se ha hecho capaz de todas las formas,
es pradera donde pastan las gacelas y monasterio
para los monjes,
templo para los ídolos y Kaaba del peregrino,
tablas de la Torá y libro del Corán.
Profeso la religión del Amor e iré allí donde me lleven
sus caravanas.
El Amor es mi religión y mi fe.

“Poema XI”, El intérprete de los deseos