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lunes, 5 de octubre de 2020

La Flor púrpura de Chimamanda Ngozi Adichie




He terminado la lectura completa de todas las obras de está increíble escritora Nigeriana,  nacida  en la aldea de Abba, quinta hija de un matrimonio de etnia igbo donde pasó su infancia en la ciudad de Nsukka, sede de la universidad de Nigeria, en una casa que anteriormente había sido habitada por el célebre escritor nigeriano China Achebe, autor por quien esta autora siente una gran admiración. 

Chimamanda me ha hecho viajar a África por estos dos últimos años y me ha nacido un cariño muy especial por su pluma. La descubrí trabajando en una librería con sus 3 tomos pequeños: "El peligro de la historia única, Todos deberíamos ser feministas y Querida Ijeawele", recuerdo haberla subestimado por tomar textos de una filósofa que admiro mucho -Marina Garcés- con “El peligro de la historia única”, pero hoy puedo decir que me alegro por fin de haberla leído y conocer su trabajo íntegro.

Creo que la flor púrpura se convertirá en mis libros favoritos de Chimamanda, una novela que evoca los años posteriores a la guerra civil nigeriana, marcados por la inestabilidad política generada por múltiples golpes de estado. Es increíble la lucha por la libertad inmersa en esta obra, la calidez de sus personajes tan profundos y complejos, toda la temática marcada de la intolerancia religiosa y política, la violencia y sus distintas manifestaciones, el abuso de poder, la risa, el hogar de tía Ifeoma, ese amor del padre Amadi a kambili, las carencias y las abundancias de lo invaluable.

Algo que me encanto fue sus ambientes, como mi mente los imaginaba, la comida, las descripciones deliciosas de sabores, olores y tonalidades, que lo sumergen en el universo de la obra. Se me quedara para siempre el fufú, el plato tradicional elaborado con ñame que comían Kambili y Jaja en los almuerzos.

Si bien es prácticamente una obra perfecta, solo tengo una molestia: Creo que el final se aceleró un poco. se siente precipitado, un poco atropellado. Pese a eso, no dudo al decir que La flor púrpura es una obra maravillosa.

Me llevo este parráfo al alma cuando kambili cuenta: -"Aquella noche al bañarme en un balde lleno de agua de lluvia, no me limpié la mano izquierda, la que el padre Amadi había sostenido con suavidad para quitarme la flor. Tampoco puse a calentar el agua porque tenia miedo de que la resistencia eléctrica le robara al agua el aroma del cielo. Durante el baño canté." bloquear clic derecho

viernes, 2 de octubre de 2020

El Símbolo y su Inversión





Hace rato que he querido escribir este post sobre el "Símbolo", y sí, tristemente el estado de salud de dicho término resulta penoso en extremo... supongo que empezaré desde el principio para llegar a donde quiero. ¿Qué es un símbolo?.
El símbolo es el soporte de expresión del principio metafísico. La metafísica resulta ser el dominio más allá de la física, por lo tanto, más allá del dualismo de toda manifestación cósmica, más allá de las coordenadas del espacio y el tiempo, más allá de cualquier accidente substancial.

Para referirse a esos principios desde nuestra condición existencial (la humana), nos tenemos que apoyar necesariamente en los “símbolos”, es decir, soportes físicos que expresan lo metafísico. Por lo tanto, el símbolo sería el soporte de conocimiento trascendente, pero no es sí mismo y por sí sólo, sino a través de un componente teleológico inherente al símbolo, un circuito de transmisión con lo cualitativo, una unión gnoseológica entre en símbolo y el principio simbolizado.