Una mujer mira "Take the Money and Run" del artista danés Jens Haaning en el Kunsten Museum of Modern Art, en Aalborg, Dinamarca |
Este año descubrí a la señora Avelina Lésper con su obra El Fraude del Arte Contemporáneo, un libro que expresa con claridad lo que muchos piensan pero no se atreven a decir sobre el arte moderno "VIP", habla sobre su falta de talento y la forma en que muchos "artistas" se han dedicado a vender humo, aprovechándose de la ignorancia o el esnobismo. Su dura crítica a determinadas prácticas y tendencias del mundo del arte contemporáneo proclamando su gran desconexión de la belleza y la habilidad técnica, y en su lugar se ha centrado demasiado en conceptos abstractos y provocativos. Lésper afirma que este enfoque ha dado lugar a obras que carecen de valor estético y sólo dependen de la capacidad de generar controversia o debate. El libro también examina la relación entre el arte contemporáneo y el mercado del arte, afirmando que el sistema de galerías, subastas y coleccionistas ha contribuido a crear un entorno favorable al fraude y la manipulación.
El mundo de la creatividad en general, de la cultura y del arte, han sido absorbidos durante el último medio siglo por lo que se denomina, cada vez con mayor naturalidad y sin rubor: Industria "cultural" o "del entretenimiento", (valga el oxímoron).
Dentro de la industria cultural y artística distinguimos dos ámbitos o tendencias marcadamente diferenciadas: la cultura de masas, que alcanza su mejor expresión en la llamada cultura pop y la cultura de las élites, considerada como superior intelectual y socialmente, la propia de los sectores sociales más educados ("cultivados") que quieren distinguirse de la vulgaridad de la cultura de masas.